Alemán

 


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La fiesta

Charcos espejeantes se vanaglorian
con velas y guirnaldas...
un paso chapaleante...
tan rápido se hace efectiva destrucción.
No es brillo genuino,
sólo ventanas adoloridas  
y ejércitos de luces
            prenden y apagan
            prenden y apagan
Caras pálidas, rojas, coloradas
            relampaguean
y ya pasaron,
precipitándose en tiendas
y saliendo con premura
            entran y salen
            entran y salen
            por todas partes.
Río codicioso que nunca se agota,
dinero policromo, resplandeciente, traidor...
            dedos temblorosos
            rápido, rápido
            pagar, arrebatar,
            un juego eterno
            allí, allá
            allí, allá.
Puertas fulgentes,
las tentaciones llaman detrás,
encandilan y retienen a tantos...
fulguran después tambaleando
por manos que tocan
           abren y cierran
           abren y cierran.
Un portón se mantiene abierto...
está apartado en la oscuridad
mirando a cada uno con claridad,
pero todos son ciegos,
nunca miran detrás.
Aquí también hay velas y pinos,
           pero calma...
se detuvo el péndulo con su vaivén...
           un silencio santo,
que hace el aliento palpitar, arder...
           y súbitamente
reflejando consternación y alegría
mirando desalentadamente
me domina un solo pensamiento:

           ¡Es Navidad!
 

© Copyright by Peter-Michael Sperlich. Todos los derechos reservados.

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