Estaciones
Madre...
niño al que brillan ojos jubilosos
libremente dejan ver el alma pura,
jamás herida, llena de confianza,
preguntan por el rumbo que el mundo tomaría,
y qué, al sol, arriba mantendría,
preguntan, si hay un de aquí en adelante,
preguntan, si se les ama en cualquier instante.
Madre...
niño al que brillan ojos sonrientes
tan dulces manos acarician su tristeza,
conjuros cambian aguaceros con destreza,
ya camaradas son el viento y los truenos,
participan invitados en los juegos.
Madre...
joven al que brillan ojos resistentes
se alejan por un nuevo viento impelente,
con las dudas impregnadas en la frente,
preguntan, cuál será el credo verdadero,
y hacen pues de las estrellas su sendero.
Madre...
hombre con ojos relampagueantes
conocen mucho del correr del universo,
y qué a la Tierra mantiene en su curso.
Madre...
ojos de un padre que ya saben
en dulces manos se disuelve la tristeza,
conjuros cambian aguaceros con destreza,
ya camaradas son el viento y los truenos,
participan invitados en los juegos.
Madre...
leen viejos ojos.
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